Las Bitácoras. Primer Mes

Últimamente las redes sociales han sido un vehículo muy libre para conocer gente sin tener que dar tus datos reales. Uno se podría hacer pasar por un niño, por un joven o por un adulto sin que la otra persona sepa que estás mintiendo. Esa es la nueva forma de encontrar pareja, de enamorarse, o de ser víctima de un acosador. Esta es la historia de uno de ellos que terminó seduciendo y siendo seducido.
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Semana 1
(del 1 al 7 de Febrero de 2017)
He decidido, por fin, dedicarle mi tiempo a aquella niña que se ha robado mi amor, mi sueño y mis pesadillas, mis anhelos y mi tiempo. He decidido por fin observarla con atención desde esta semana. He decidido que cada semana haré algo que la haga enloquecer, que la haga saber sobre mi existencia y que tenga conocimiento de mi amor hacia ella. He decidido que no me quedaré con los brazos cruzados por más tiempo esperando un milagro que sé que no ocurrirá.
Aún no sé su nombre, aún no sé sus gustos, aún no sé su edad, aún no sé nada de ella pero estoy totalmente seguro que pronto me atreveré a preguntarle qué posición teniendo sexo le gusta más. Y estoy seguro que, no solamente le preguntaré, también besaré sus labios rosados, acariciaré sus pequeñas manos, tocaré sus incipientes senos y rozaré mi miembro con sus piernas. Estoy seguro que me dirá que le gusta y yo la llevaré hasta donde ella quiera.
Por ahora solo me conformaré estando aquí, en la esquina de la calle, vigilando cada movimiento que haga, llevando una bitácora de cada palabra que pronuncie, los tiempos en que ella sale a caminar, en que va a la escuela y en que va a visitar a sus amigos. Sólo me conformaré con eso por ahora.
Por cierto, esta primera semana, como es de vigilancia, me he dado cuenta que no vive lejos de donde yo vivo, y eso es algo satisfactorio. La seguí un día que salió de clases e iba acompañada de otras chicas, supongo que eran amigas. También estaban guapas pero mi niña es la más hermosa.

Semana 2
(del 8 al 14 de Febrero)
Esta es la segunda semana que me dedico sólo a ella y he tenido resultados agradables. Hubo algunos momentos en que pensaba en desistir pero su mirada y su cuerpo me empujaban a seguir mirándola, observándola. No puedo dejar de pensar en ella y es tal mi suerte que, justo al salir en busca de ella, la encuentro al dar la vuelta. La seguí hasta el centro comercial en donde se encontró con sus amigas.
Tuve la oportunidad de sentarme a su lado sin que ella volteara a verme (aún no quiero hacer contacto directo con ella, merece la mejor de las precauciones). Escuché la plática entre ella y sus amigas, sus planes de ir a una fiesta el 24 de febrero en una zona muy concurrida de estudiantes. Por supuesto me presentaré y será la primera vez que le hable. No perderé la oportunidad.
Decidieron irse y ella se levantó. Yo me levanté junto con ella y pude medir su estatura con mi cuerpo, me llega al cuello, creo que medirá entre 1.58 y 1.60 m. Una estatura perfecta para ella, y para mí, claro. Sus amigas apenas son más altas que ella. Noté que su falda se quedó plegada en la parte posterior y se notaron sus suaves y blancas piernas, ella no se dio cuenta ni cuando comenzó a caminar a lado de sus amigas.
Debe de ser una broma o un milagro pero al estar solo a algunos metros se le caen algunas monedas y se agacha para recogerlas. Su falda aún seguía plegada así que puedo ver sus braguitas rojas, su trasero redondo y suave. Me excitó tanto que preferí mirar a otro lado y comencé a irme despacio. Desapareció cuando volteé a ver si aún seguía allí. No podré olvidar ese día.
Para los siguientes días la seguí observando. Es semana de ingreso en su escuela así que me quedé esperándola al otro lado de la calle de la entrada. Ella no logró verme cuando salió. Yo sí. Su uniforme escolar me devuelve a la vida. Es tan fresca con su cabello castaño largo y ondulado, sus labios rosas, algunas veces pintados por las paletas que devora (mmmmm, me hace pensar…), sus ojos café claro, sus manos pequeñas, su nariz respingada, sus mejillas rosadas, su piel de canela, sus piernas torneadas, su caminar pausado y sexy, como modelo, su trasero inigualable. Toda ella es perfecta.

Semana 3
(del 15 al 21 de Febrero)
Me he percatado de algo muy gracioso: ella jamás se va sola a su casa, siempre va acompañada de sus amigas, aún cuando su casa está a 3 cuadras de la escuela. Eso me da un poco más de dificultad para hablarle, aunque podría hacerlo cuando sale ella sola a caminar. He notado que le gusta caminar por los parques, en especial en el Parque Beltrán. Se lleva a su mascota y caminan durante un largo rato.
Me he vuelto loco, han pasado bastantes días y no logro decidirme hablarle aún teniendo millones de oportunidades cuando la encuentro sola. El punto es que tampoco debo apresurarme pero tampoco debo esperar años (aún cuando nos diferenciamos por 5), tal vez algún día me sorprenda teniendo novio. Aunque tampoco debo salirme del plan, la veré en aquella fiesta y será la primera vez que le hable, y será especial.
Por cierto, tocando el tema del novio, me di cuenta que el 14 de febrero recibió varios regalos. No sé si alguno fue de parte de algún tipo de su salón o de la escuela. Tengo que averiguarlo. Sé que algunos fueron regalos de sus amigas porque al salir de la escuela se tomaron fotos y bromearon con ellos.
Me he vuelto loco porque cada vez que la veo se pone más hermosa, no sé si sea porque está creciendo con el paso del tiempo o porque me estoy enamorando más de ella (comienzo a pensar que el fin de mi plan no tendrá cabida en ella). No sé si sea porque la veo diariamente o porque cada día es tan especial y necesito verla para seguir viviendo. Pero lo especial no es que me haya vuelto loco por ella, sino que me he vuelto loco y ella no lo sabe.

Semana 4
(del 22 al 28 de Febrero)
Decidí, contra bastantes reservas, hablarle por primera vez. Y no estuvo tan mal. O eso es lo que yo creo. Necesito verla otra vez para saber lo que ella pensó de nuestra plática. De mí.
Nos encontrábamos en la fiesta. Se realizó en la casa de una de sus compañeras y yo pude asistir porque comencé a hablarle a un chavo de su escuela (pude haberlo descrito aquí pero no lo llenaré de cosas banales de otros, este espacio es sólo de ella). No sé si es de su salón o no pero pude entrar. Algunos me voltearon a ver cuando entré, pero cuando comenzó la fiesta y la música estalló se olvidaron de mí. Comencé a buscar a mi chica y recorrí toda la casa. Tomé algunos vasos de cerveza, mi cuerpo puede aguantar una cantidad grande de alcohol así que no me preocupé por ello.
Al principio estuve escéptico de que asistiera mi chica y avanzó la tarde sin verla. Minutos y horas que pasé sentado conversando con otras chavas que no me provocaban la más mínima fantasía. Ellas hablaban y me contaban sus vidas sentimentales, me decían que no soportaban a los “niños” con los que se juntaban, que preferían “hombres” que las cuidaran y que las trataran bien, como se merecían. Yo quería que mi chica pensara lo mismo, sólo eso quería.
Justo cuando me rendía y me decidí levantarme para irme, ella llegó. Con un vestido que me recordó su uniforme. Con un top pegado a su torso que dejaba ver sus incipientes senos, con la espalda descubierta pero tapada con un pequeño sueter, una falda que llegaba a sus rodillas color rosa. Era una lolita hermosa y sexy.
Me acerqué a ella, por supuesto acompañado, y le dije a mi compañero que me la presentara. Él me vio y me respondió que claro pero que ella era de esas que se creen mucho, de las que son “populares y no se juntan con nadie”. «Como me gustan», pensé, pero no lo dije. Nos acercamos a ella y él dijo:
-Hola Jessica, que bien que viniste a la fiesta.
-No podía dejar de venir, es un evento importante para mi amiga.
-Por supuesto. Mira te presento a un amigo. Se llama…
-Hola -dijo ella sin dejar de terminar a mi compañero-, disfruta la fiesta.
Ella se alejó con una de sus amigas (quizá la de la fiesta) y nosotros nos quedamos ahí.
-¿Lo ves? Tan pedante como las que más.
Me dieron ganas de darle un puñetazo pero no podía, armaría un escándalo y era lo que no quería. ¿O si quería? «No», me respondí y me fui a un rincón a beber. Desde ahí tenía una vista general de la sala y, claro, de Jessica, mi amor imposible que pronto sería real. Y así pasaron las cinco horas que duró la fiesta hasta que Jessica se fue y yo también.
Necesito volver a verla.

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